Eli – 44 años

Cuando era pequeña tenía miedo a la oscuridad y a sentirnos sola, acompañada. Fui creciendo, llegó la adolescencia y me daba miedo lo que a otros apasionaba, ir en moto, salir a las atracciones, escalar, en definitiva, no tocar el suelo. Luego, conforme ha pasado el tiempo, me da miedo que la vida pase por mí y yo no pase por ella; perderme en superficialidades, en historias que no me llevan. No escucharme, y un día al mirarme en el espejo, no reconocerme. Pero lo que de verdad me da miedo hasta casi paralizarme, es el sufrimiento de las personas que tanto quiero o perderlas, sin posibilidad de recuperarlas.