«Nadie hacía estas cosas cuando yo era una criatura que solo encontraba la verdadera alegría en los libros y en la escritura. Dónde estaba Atrapavientos entonces. Qué inquietante y maravilloso, qué terapéutico, escribir un miedo, plantarlo en el hermosísimo cementerio de Zaragoza, dejarlo crecer y convertirse en algo nuevo. Es gratis y una oferta cultural para los chavales que no tiene precio. Cuando cuentas en voz alta tus monstruos, se evaporan. Cuando los escribes, los entierras».
Patricia E. Erlés. Escritora.